martes, 8 de julio de 2014

Metas de Aichi 2011 - 2020



Metas de Aichi 2011 – 2020 – Convenio sobre Diversidad Biológica

 

Dra. Marina Rosales Benites de Franco

Prof. Universidad Nacional Federico Villarreal
 
 

La Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica

 

 El Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) adoptó el Plan Estratégico 2011 – 2020 para cumplir con sus objetivos de conservar la diversidad biológica, utilizar sosteniblemente sus componentes; y, distribuir justa y equitativamente los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos, de cara a los avances logrados hasta el año 2010, los cuales fueron informados a la comunidad mundial en las publicaciones de Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 3 (Global Biodiversity Outlook  - GBO -3).  Es importante anotar que GBO – 3 presenta la necesidad de tomar en cuenta y priorizar abordar en todos los frentes las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica.
 
 Estas publicaciones son valiosas para conocer nuestros avances en la reducción de la pérdida de los componentes de la diversidad biológica. El Convenio sobre Diversidad Biológica ha informado a la comunidad mundial el estado de los componentes de la diversidad biológica a la fecha en tres publicaciones GBO – 1, GBO – 2 y GBO – 3.
 
Las publicaciones de Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica  se elaboran sobre la base de los reportes nacionales de los países Partes del CDB, el avance del cumplimiento de los indicadores, literatura científica,  y los estudios de escenarios para el futuro. Esta información ha sido clave para la formulación del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011 – 2020 y las Metas de Aichi, aprobado por la Decisión X/2 en la décima Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica. Además, es importante apuntar la importancia de la contribución del cumplimiento de las Metas de Aichi para los Objetivos de Desarrollo del Milenio al 2015 (Millennium Development Goals – MDGs)[1].
 
 

El Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011 - 2020[2]

 




El Plan Estratégico para la Diversidad Biológica busca contribuir al cumplimiento de los objetivos del Convenio sobre Diversidad Biológica, estableciendo metas orientadas a conservar y recuperar el funcionamiento de los ecosistemas y la provisión de servicios de ecosistemas esenciales para el bienestar humano, revertir la situación de riesgo de las especies amenazadas, garantizar la seguridad alimentaria, la salud humana, la salud de los ecosistemas aire, agua, suelo, procesos, entre otros; sustento económico para el desarrollo sostenible de las sociedades humanas, contribuyendo de esta manera en el corto plazo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, substancialmente en la reducción de la pobreza. 
 
 
La visión del plan es “Vivamos en armonía con la naturaleza” donde “para el año 2050, la diversidad biológica se valorará, conservará, restaurará y utilizará en forma racional, manteniendo los servicios de los ecosistemas, sosteniendo un planeta sano y brindando beneficios esenciales para todos”. Cabe destacar que uno de los diez principios de la economía es que los países mejoran su calidad de vida, en función de la efectividad en los bienes y servicios que brindan, de igual manera los ecosistemas brindan bienes y servicios, no incluidos en las cuentas nacionales hasta ahora, que son el soporte de la economía de las naciones. En ese sentido es estratégico para nuestra seguridad como especie vivir en armonía con la naturaleza.
 
La misión del plan es “tomar medidas efectivas y urgentes para detener la pérdida de diversidad biológica a fin de asegurar que, para 2020, los ecosistemas tengan capacidad de recuperación y sigan suministrando servicios esenciales, asegurando de este modo la variedad de la vida del planeta y contribuyendo al bienestar humano y a la erradicación de la pobreza. A este fin, las presiones sobre la diversidad biológica se reducen, los ecosistemas se restauran, los recursos biológicos se utilizan de manera sostenible y los beneficios que surgen de la utilización de los recursos genéticos se comparten en forma justa y equitativa; se proveen recursos financieros adecuados, se mejoran las capacidades, se transverzalisan las cuestiones y los valores relacionados con la diversidad biológica, se aplican eficazmente las políticas adecuadas, y la adopción de decisiones se basa en fundamentos científicos sólidos y el enfoque de precaución."
 
 

Los objetivos estratégicos y las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica

 





El plan consta de cinco objetivos estratégicos, que incluyen veinte Metas de Aichi para la Diversidad Biológica. Los objetivos están construidos para abordar las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica; reducir las presiones directas y buscar la utilización sostenible de la diversidad biológica; mejorar el estado de conservación de los componentes de la diversidad biológica; optimizar los procesos ecológicos para la generación de sus bienes y servicios; y, fortalecer las capacidades de los conocimientos para la planificación participativa y la gestión. Este último objetivo es un reto prioritario debido a que la planificación y decisiones se toman no siempre priorizando el bienestar común, si no de grupos particulares económicos para el corto plazo, perdiendo toda perspectiva de su beneficio futuro, no entendiendo que en el bienestar común está incluido también la seguridad económica en el largo plazo de estos grupos económicos.

 
 A continuación se detallan los cinco objetivos estratégicos del Plan:
 
 Objetivo estratégico A: abordar las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica mediante la incorporación de la diversidad biológica en todos los ámbitos gubernamentales y de la sociedad.


Objetivo estratégico B: reducir las presiones directas sobre la diversidad biológica y promover la utilización sostenible.


Objetivo estratégico C: mejorar la situación de la diversidad biológica salvaguardando los ecosistemas, las especies y la diversidad genética.


Objetivo estratégico D: Aumentar los beneficios de la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas para todos.
 
Objetivo estratégico E: mejorar la aplicación a través de la planificación participativa, la gestión de los conocimientos y la creación de capacidad.
 
 

Las Metas de Aichi 2011 – 2020

 
 
Las veinte Metas de Aichi para la Diversidad Biológica, constituyen las metas al 2020 de cada uno de nosotros, y corresponden a cada uno de los cinco objetivos del plan, las cuales se aplican teniendo en cuanta las necesidades y prioridades nacionales  en el marco de las Estrategias y Planes de Acción de los Partes;  considerando, además,  la inclusión de indicadores adicionales para vigilar el progreso en relación con los aspectos económicos de la diversidad biológica y de los servicios de los ecosistemas, con los beneficios derivados de dichos servicios.
 
 
Los programas de trabajo temáticos del Convenio priorizados de cara a las Metas de Aichi  son  diversidad biológica de las aguas interiores, diversidad biológica marina y costera, diversidad biológica agrícola, diversidad biológica forestal, diversidad biológica de tierras secas y subhúmedas, diversidad biológica de las montañas y diversidad biológica de las islas.  Además, de los temas intersectoriales,  para coadyuvar al desarrollo sostenible y a la reducción de la pobreza.
 
 
Las Metas de Aichi consideradas en las Estrategias y Planes de Acción de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica deberán ser incluidas en los documentos de planificación y desarrollo de los más altos niveles de decisión política, así como traducidos a lenguajes comprensibles para las empresas privadas y la comunidad en general en todos sus niveles, debe buscar la integración de todas las sociedades, unidas en busca de nuestro futuro común.
 
 A continuación se presentan cada una de las Metas de Aichi[3],[4]con comentarios y sugerencias para su aplicación por las Partes:

 
Objetivo estratégico A: abordar las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica mediante la incorporación de la diversidad biológica en todo el gobierno y la sociedad.
 
 
 Meta 1: Para 2020, a más tardar, las personas tendrán conciencia del valor de la diversidad biológica y de los pasos que pueden dar para su conservación y utilización sostenible.
 
 La educación orientada a conocer la importancia de los valores de los componentes de la diversidad biológica y tener experiencias de acercarnos a la naturaleza, nos ayudan a comprender la necesidad de la conservación de la diversidad biológica, para lo cual es necesario trabajar en crear sensibilidad, un cambio de aptitud y actitud de conciencia positiva hacia la diversidad biológica. Todas las personas necesitamos interiorizar su valor, siendo el más importante su vinculación con el  bienestar humano y el desarrollo sostenible. Esta meta nos integra a todos desde los encargados de la formulación de políticas, la empresa privada, hasta el público en general. La familia constituye un espacio vital para consolidar nuestra conciencia del valor de la diversidad biológica.
 
 
Las actividades para fomentar la conciencia del valor de la diversidad biológica deberían articularse con las actividades de educación para el desarrollo sostenible e incorporarse en los principios y mensajes en todos los niveles sociales, científicos y políticos.
 
El programa de comunicación, educación y conciencia pública (CEPA) de la CDB es un instrumento importante del Convenio para alcanzar esta meta, considerando además que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica y el día central de todos los años “El Día Internacional de la Diversidad Biológica”, celebrado el 22 de  mayo.
 
Todos necesitamos integrarnos a esta ola de cambios de paradigmas sobre nuestra relación con los componentes de la diversidad biológica y establecer los canales más apropiados de interacción para la construcción conjunta. Las empresas privadas en todas las áreas industriales, los tomadores de decisiones y los científicos, con una participación activa de la sociedad civil.
 
Meta 2: Para 2020, a más tardar, los valores de la diversidad biológica habrán sido integrados en las estrategias y procesos de planificación de desarrollo y de reducción de la pobreza nacional y local y se estarán integrando en los sistemas nacionales de contabilidad, según proceda, y de presentación de informes.
 
Los valores de la diversidad deberán ser integrados en los instrumentos de planificación de desarrollo y de reducción de la pobreza nacional y local, así como en los sistemas nacionales de contabilidad. Las Partes con la presentación de informes convertirían a la diversidad biológica en un factor a considerar en los programas de desarrollo sociales y económicos de los países y ayudaría a dar una mayor visibilidad a la diversidad biológica entre los responsables de la adopción de políticas. Los valores de la diversidad biológica deben ser tomados en cuenta como un tema transversal en todos los ministerios públicos y plasmados en las políticas de Estado. Los incentivos económicos para las empresas privadas juegan un rol crítico para que la conservación de la diversidad biológica sea un activo en sus planes de inversión.
 
Los estudios sobre la economía de los ecosistemas y la biodiversidad (TEEB), el Sistema de contabilidad ambiental y económica integrada (SCAEI) de las Naciones Unidas, el enfoque por ecosistemas, las evaluación ambiental estratégica, las compensaciones y el pago por los servicios de los ecosistemas, constituyen iniciativas que podrían aplicarse por etapas o en forma incremental,  para integrar los valores de la diversidad biológica en los procesos de adopción de decisiones de las entidades gubernamentales, no gubernamentales, las empresas y todos los ciudadanos. Los valores de la diversidad biológica deben entenderse como los intrínsecos y los instrumentales,  los directos e indirectos,  los de opción, de legado y de existencia. La "contabilidad verde", la planificación a nivel de paisaje y la reducción de la pobreza son los desafíos a desarrollar. 

Meta 3: Para 2020, a más tardar, se habrán eliminado gradualmente o reformado los incentivos, incluidos los subsidios, perjudiciales para la diversidad biológica, a fin de reducir al mínimo o evitar los impactos negativos, y se habrán desarrollado y aplicado incentivos positivos para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica, de conformidad y en armonía con el Convenio y otras obligaciones internacionales pertinentes, tomando en cuenta las condiciones socioeconómicas nacionales.
 
 Eliminar o reformar incentivos, incluidos los subsidios, perjudiciales para la diversidad biológica constituye un compromiso que debe ir aplicándose gradualmente. Sus eliminaciones generaran a largo plazo beneficios netos sociales y económicos, especialmente los vinculados a la  sobrepesca, la producción agrícola sin control de los fertilizantes y pesticidas, cambios de uso de la tierra sin tener en cuenta la capacidad de uso mayor de los suelos, autorizaciones para la utilización de los bosques primarios sin tener la capacidad de gobernanza, los que deben ser cambiados por incentivos financieros positivos para alentar acciones beneficiosas para la diversidad biológica.
 
Meta 4: Para 2020, a más tardar, los gobiernos, empresas e interesados directos de todos los niveles habrán adoptado medidas o habrán puesto en marcha planes para lograr la sostenibilidad en la producción y el consumo y habrán mantenido los impactos del uso de los recursos nacionales dentro de límites ecológicos seguros.
 
 
Mantener el uso de los recursos naturales dentro de límites ecológicos, requiere de estudios base e históricos para determinar los límites  seguros. La utilización eficiente energética y de los recursos requiere del compromiso de todos, siendo los incentivos, la educación, la  investigación y la responsabilidad social y empresarial, mecanismos para alcanzarla. Nuestra huella ecológica tiene que ir disminuyendo, lo cual debe tener correlación positiva con la utilización eficaz y eficiente de recursos de los ecosistemas para mantener su funcionamiento.
 
 
Objetivo estratégico B: reducir las presiones directas sobre la diversidad biológica y promover la utilización sostenible.
 
 
 Meta 5: Para 2020, se habrá reducido por lo menos a la mitad y, donde resulte factible, se habrá reducido hasta un valor cercano a cero, el ritmo de pérdida de todos los hábitats naturales, incluidos los bosques, y se habrá reducido de manera significativa la degradación y fragmentación.
 
 La reducción de la pérdida de hábitats, incluida su degradación y fragmentación es una tarea transectorial de toma de decisiones desde el nivel nacional al local. La pérdida y la degradación  de hábitats son los impulsores más importantes de la pérdida de diversidad biológica, especialmente debidas al cambio en la utilización de la tierra, priorizando el crecimiento económico a corto plazo.
 
Esta meta nos lleva a priorizar la efectividad de la producción y la planificación espacial del uso de los ecosistemas, en función de su capacidad de mantener las interacciones y procesos en los diferentes niveles de la diversidad biológica, para evitar la pérdida de hábitats de alto valor económico, tales como los bosques primarios, humedales, ecosistemas marinos, entre otros. La pérdida continua conlleva a sobrepasar “umbrales críticos” que conducirían a efectos negativos a gran escala para el bienestar humano.
 
La conectividad de los ecosistemas garantiza la interacción de las poblaciones silvestres. Se requiere que las Partes trabajen en sus líneas bases, a fin de contrarrestar  las tendencias del ritmo de pérdida de hábitats, a fin de establecer un nivel de referencia en comparación con el cual se medirían los progresos hacia esta meta.
 
Meta  6: Para 2020, todas las reservas de peces e invertebrados y plantas acuáticas se gestionarán y cultivarán de manera sostenible, lícita y aplicando enfoques basados en los ecosistemas, de manera tal que se evite la pesca excesiva, se hayan establecido planes y medidas de recuperación para todas las especies agotadas, las actividades pesqueras no tengan impactos perjudiciales importantes en las especies amenazadas y en los ecosistemas vulnerables, y el impacto de la actividad pesquera en las reservas, especies y ecosistemas se encuentren dentro de límites ecológicos seguros.
 
 La sobreexplotación es la principal presión sobre los ecosistemas marinos en todo el mundo; se necesita gestionar los ecosistemas marinos con el uso del enfoque por ecosistemas y el establecimiento de planes de recuperación de especies agotadas, para asegurar su utilización sostenible de las reservas de recursos marinos. Se requiere recuperar el índice trófico marino, mejorar la gestión de los ecosistemas y las tendencias en la abundancia y distribución de determinadas especies, teniendo en cuenta las especies colapsadas y la presión económica de poblaciones objeto de explotación excesiva. Necesitamos gestionar los recursos vivos marinos con visión de largo plazo y acatar en primer orden  las recomendaciones científicas priorizando la salud de los ecosistemas con una distribución más equitativa de los costos y beneficios. Las investigaciones en los ecosistemas marinos deberían integrar gradualmente estudios multivariados y con proyección de tendencias para la toma de decisiones económicas y sociales. Estos procesos nos conllevan a priorizar la producción de biomasa a través del cultivo de recursos biológicos marinos y continentales.
 
 
Meta 7: Para 2020, las zonas destinadas a agricultura, acuicultura y silvicultura se gestionarán de manera sostenible, garantizándose la conservación de la diversidad biológica.
 Los sistemas de gestión para la agricultura, acuicultura y silvicultura deben mejorar su efectividad y gobernanza en relación con la  conservación de la diversidad biológica. La aplicación del enfoque por ecosistemas, el uso de sistemas o normas de certificación y etiquetado son instrumentos para mejorar la sostenibilidad. Las inversiones en estudios científicos para la gestión agrícola, la acuicultura y la silvicultura  deben ser incorporadas como costos de inversión de ganancias netas, a fin de mejorar las fuentes sostenibles y las tendencias en la diversidad genética de animales domesticados, plantas cultivadas y especies de peces de mayor importancia socioeconómica.
 
 
 Meta 8: para 2020, se habrá llevado la contaminación, incluida aquella producida por exceso de nutrientes, a niveles que no resulten perjudiciales para el funcionamiento de los ecosistemas y para la diversidad biológica.
 
 La reducción de la contaminación a niveles no perjudiciales en los ecosistemas, primordialmente los acuáticos, requiere de realizar la priorización de las áreas más afectadas a fin de no continuar contribuyendo con la muerte de los ecosistemas. Las actividades productivas agrícolas, ganaderas, industriales y domésticas necesitan invertir en el tratamiento de las aguas utilizadas, para ir mejorando gradualmente la calidad del agua  y sus ecosistemas. Se necesita crear incentivos económicos y de imagen empresarial para que las empresas privadas inviertan en los tratamientos y mejoren  la calidad de las aguas utilizadas, antes de  ser incorporadas nuevamente a los ecosistemas acuáticos. Las universidades juegan un rol importante en trabajar indicadores eficientes y eficaces para monitorear la calidad de los cuerpos de agua.
 
 Meta 9: Para 2020, se habrán identificado y priorizado las especies exóticas invasoras y vías de introducción, se habrán controlado o erradicado las especies prioritarias, y se habrán establecido medidas para gestionar las vías de introducción a fin de evitar su introducción y establecimiento.
 
 Las especies exóticas invasoras son una de las principales amenazas para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas. Las regulaciones con las autoridades sanitarias,  de controles fronterizos y de comercio, requieren acciones sinérgicas nacionales e internacionales. Sin embargo, considerando las múltiples vías para la introducción de especies invasoras,  los esfuerzos de educación son vitales además de los de control y erradicación para las que causan el mayor impacto en la diversidad biológica. Los esfuerzos de erradicación de las especies invasoras implican ámbitos sociales y económicos a tener en cuenta.
 
 
Meta 10: Para 2015, se habrán reducido al mínimo las múltiples presiones antropógenas sobre los arrecifes de coral y otros ecosistemas vulnerables afectados por el cambio climático o la acidificación de los océanos, a fin de mantener su integridad y funcionamiento.
           
Los arrecifes de coral y otros ecosistemas vulnerables por el cambio climático y la acidificación de los océanos,  requieren de acciones urgentes nacionales y de ámbito internacional. Se hace imperioso que estos ecosistemas estén incluidos en ámbitos de áreas protegidas o de manejo para revertir la  sobreexplotación y las prácticas de recolección que causan consecuencias negativas en estos ecosistemas. Reducir la contaminación engloba compromisos internacionales principalmente de los privados en sus actividades diarias como parte de su responsabilidad con sus generaciones futuras.
 
 
 Objetivo estratégico C: mejorar la situación de la diversidad biológica salvaguardando los ecosistemas, las especies y la diversidad genética.
 
 
 Meta 11: Para 2020, al menos el 17% de las zonas terrestres y de las aguas interiores y el 10% de las zonas marinas y costeras, especialmente las que revisten particular importancia para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas, se habrán conservado por medio de sistemas de áreas protegidas administrados de manera eficaz y equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados, y de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas, y estas estarán integradas a los paisajes terrestres y marinos más amplios.
 
 A nivel global alrededor del 12,7% de las zonas terrestres, el 7,2% de las zonas costeras están protegidas, y 1,6% de las zonas oceánicas globales[5]. Llegar a la meta requiere no necesariamente cumplir con el valor cuantitativo, sino completar la representatividad y la eficacia de la gestión, mejorando la representatividad principalmente en las áreas protegidas en ámbitos marinos y de aguas continentales, integrándolo en los paisajes terrestres y marinos más amplios, tomándose en consideración su complementariedad y configuración espacial.
 
 Mejorar la representatividad bajo categorías de áreas protegidas complementadas con otras modalidades de conservación para optimizar  la conectividad ecológica y el concepto de redes ecológicas, incluida la conectividad para las especies migratorias. Se deben incluir en los sistemas nacionales áreas muy ricas en especies o con muchas especies amenazadas, biomas y hábitats amenazados, áreas con hábitats particularmente importantes (áreas de biodiversidad clave, áreas de alto valor de conservación, áreas vegetales importantes, zonas marinas  sensibles, etc.) y áreas que son importantes para la provisión continua de servicios de los ecosistemas (tales como áreas que son importantes para el suministro de agua, como sumideros de carbono, para la conservación de suelos y el control de la erosión, los sitios sagrados, entre otros). Los sistemas de áreas protegidas deberían contener muestras adecuadas de la gama completa de ecosistemas y procesos ecológicos existentes, incluyendo por lo menos el 10% de cada ecorregión del país. Sin embargo, se debe aclarar que la idea contraria de aumentar las áreas de gestión sin una categoría de área protegida nacional no sería efectivo el esfuerzo para esta meta. Por otro lado, debemos repensar en el sentido de los usos indirectos, de legado y de existencia que nos proveen para el bienestar humano las áreas protegidas, e ir implementando de cara al futuro más áreas protegidas con la categoría de parque nacional.
 
En el marco del enfoque por ecosistemas las áreas protegidas también deberían establecerse y gestionarse en estrecha colaboración con las comunidades indígenas, locales y las poblaciones vulnerables, por medio de procesos participativos y de participación de beneficios equitativos que reconozcan y respeten sus derechos.
 
 
Meta 12: Para 2020, se habrá evitado la extinción de especies amenazadas identificadas y se habrá mejorado y sostenido su estado de conservación, especialmente el de las especies en mayor disminución.
 
Reducir la amenaza de la extinción antropógena de las especies amenazadas requiere medidas de conservación in situ y ex situ, las que deben actuar complementariamente, para hacer frente a los impulsores de cambios directos e indirectos, en el marco de programas de conservación a fin de recuperar las poblaciones de estas especies.
 
Los esfuerzos de financiamiento de estos programas de conservación deberían actuar de forma sinérgica con otras convenciones como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres (CMS), la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CRVMA), la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas, el Acuerdo para la Conservación de Albatros y Petreles (ACAP), entre otros tratados internacionales. La IUCN juega un rol vital con su grupo de expertos brindando información global del estado de estas especies amenazadas y las recomendaciones de conservación y gestión para estas especies. Las Partes requieren actuar de manera nacional e interconectadas globalmente para ser más efectivos en las medidas a implementar, para mejorar el estado de conservación de las especies amenazadas que se prioricen a nivel nacional.
 
 
Meta 13: Para 2020, se habrá mantenido la diversidad genética de las especies vegetales cultivadas y de los animales de granja y domesticados y de las especies silvestres emparentadas, incluidas otras especies de valor socioeconómico y cultural, y se habrán desarrollado y puesto en práctica estrategias para reducir al mínimo la erosión genética y para salvaguardar su diversidad genética.
 
 
La diversidad genética de las especies domesticadas, sean de animales o plantas, así como las especies parientes silvestres de las especies domesticadas, se encuentran  en declinación y con riesgos de erosión de su diversidad genética. Se tiene pendiente asegurar la conservación in situ de germoplasma de las especies domesticadas para disminuir el riesgo de erosión genética, por lo cual la creación y apoyo financiero de áreas de conservación in situ de especies nativas domesticadas requiere de esfuerzos nacionales e internacionales, como parte de garantizar la seguridad alimentaria. La conservación ex situ en bancos de genes, no es suficiente, necesitamos que el germoplasma continúe adaptándose a las condiciones cambiantes de cara a los efectos del cambio climático y las prácticas agrícolas.
 
Las Partes necesitan hacer esfuerzos para implementar el programa de trabajo sobre diversidad biológica agrícola del CDB, el Plan de acción mundial para la conservación y utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el "Plan de Acción Mundial sobre los Recursos Zoogenéticos" de la FAO y la "Iniciativa Internacional sobre Diversidad Biológica para la Alimentación y la Nutrición".
 
 
Objetivo estratégico D: aumentar los beneficios de los servicios de la diversidad biológica y los ecosistemas para todos.
 
 
Meta 14: Para 2020, se habrán restaurado y salvaguardado los ecosistemas que proporcionan servicios esenciales, incluidos servicios relacionados con el agua, y que contribuyen a la salud, los medios de vida y el bienestar, tomando en cuenta las necesidades de las mujeres, las comunidades indígenas y locales y las personas pobres y vulnerables.
 
Las actividades de restauración y protección de ecosistemas estratégicos por los servicios de los ecosistemas que producen tales como el suministro de agua, protección de cuencas hidrográficas, generación de oxígeno, regulación de la temperatura, entre otros, son transcendentales para el bienestar humano, tanto para los pobladores locales como para los que viven en las ciudades, por ello deberemos asignarle prioridad a salvaguardar o restaurar dichos ecosistemas y a asegurar que todas las personas de esta y las futuras generaciones tengan acceso adecuado a los servicios brindados por los ecosistemas.
 
Las Partes tienen que priorizar los ecosistemas a restaurar y proteger por su importancia de  ser generadores de servicios ecosistémicos estratégicos, como medidas de inversión en la seguridad nacional y asegurar inversiones privadas futuras, integrarse en planes de desarrollo nacional, regional y local, para asegurar que estos ecosistemas reciban la protección y las inversiones necesarias.
 
Meta 15: Para 2020, se ha incrementado la resiliencia de los ecosistemas y la contribución de la diversidad biológica a las reservas de carbono, mediante la conservación y la restauración, incluida la restauración de por lo menos el 15 por ciento de las tierras degradadas, contribuyendo así a la mitigación del cambio climático y a la adaptación a éste, así como a la lucha contra la desertificación.
 
Los ecosistemas bajo la estructura de paisajes terrestres o marinos restaurados contribuyen a aumentar la capacidad de adaptación de los ecosistemas y las sociedades, contribuyendo a la adaptación al cambio climático y, generando beneficios sociales y económicos, lo cual redundadará en el incremento de la resiliencia de los ecosistemas.
 
 Las actividades de conservación y restauración de ecosistemas degradados deben ser planificadas de manera sinérgica para el cumplimiento además de los objetivos del CDB con los objetivos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) y el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB).
 
Estas actividades necesitan de la formulación de mecanismos como el pago por los servicios de los ecosistemas, los pagos de compensación por daños ambientales, los mecanismos “REDD-plus”, los cuales deberán ser estudiados caso por caso cumpliendo las recomendaciones del enfoque por ecosistemas, ayudarían a revertir los cambios negativos del uso de la tierra. Sin embargo, estos mecanismos necesitan de compromisos de inversiones nacionales y de las empresas privadas para lograr la meta de restauración de por lo menos el 15% de los ecosistemas  degradados, además de los estudios científicos que se tendrán que implementar.
 
Meta 16: para 2015, el Protocolo de Nagoya sobre Acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización estará en vigor y en funcionamiento, conforme a la legislación nacional.
 
 
El Protocolo de Nagoya entrará en vigor 90 días después del depósito del quincuagésimo instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión. A la fecha del presente informe han ratificado 48 países dicho Protocolo.
 
La importancia del protocolo es la aplicación del tercer objetivo del Convenio sobre Diversidad Biológica relacionado con la participación justa y equitativa de los beneficios derivados del acceso a los recursos genéticos.
 
La participación de los beneficios contribuirá a crear incentivos para la conservación de la diversidad biológica, utilización sostenible de los sus componentes, y al desarrollo sostenible. Asimismo, prevé mecanismos para la protección y participación de los beneficios por el uso de los conocimientos colectivos de las comunidades indígenas y locales vinculados a los recursos biológicos. Sin embargo, se hace necesario que las legislaciones y los procedimientos faciliten el acceso y sean efectivas para responder a la demanda de las investigaciones científicas y las inversiones privadas.
 
 
Objetivo estratégico E: mejorar la aplicación a través de la planificación participativa, la gestión de los conocimientos y la creación de capacidad
 
 
Meta 17: Para 2015, cada Parte habrá elaborado, adoptado como un instrumento de política, y comenzado a poner en práctica una estrategia y un plan de acción nacionales en materia de diversidad biológica eficaces, participativos y actualizados.
 
 Las estrategias y planes de acción nacionales en materia de diversidad biológica (EPANDB) son los instrumentos de gestión para el cumplimiento del Convenio y de las decisiones de la Conferencia de las Partes, por ello es importante que las Partes aprueben sus estrategias con metas e indicadores que incluyan las prioridades nacionales, en espacios participativos, la misma que deberá ser un instrumento de gestión dinámico que deberá adaptarse a los niveles nacionales, regionales y locales para su aplicación.
 
 La EPANDB debe ser parte de los documentos de desarrollo e integradas en los planes de desarrollo social y económico en todos los niveles. Los Ministerios de Economía y Finanzas de los países deberían incorporarla como parte de sus políticas sociales y económicas, así como  de las prioridades de inversión pública y privada.
 
 
 Meta 18: para 2020, se respetarán los conocimientos, las innovaciones y las prácticas tradicionales de las comunidades indígenas y locales pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, así como su uso consuetudinario de los recursos biológicos. Este respeto estará sujeto a la legislación nacional y a las obligaciones internacionales pertinentes y se integrará plenamente y estará reflejado en la aplicación del Convenio a través de la participación plena y efectiva de las comunidades indígenas y locales en todos los niveles pertinentes.
 
 
La aplicación del artículo 8 j) y del artículo 10 c) del Convenio, relacionado con el respeto y la protección de los conocimientos, las innovaciones y las prácticas tradicionales vinculados con la conservación y utilización sostenible con los componentes de la diversidad biológica, constituyen acciones necesarias para complementar el conocimiento científico sobre la diversidad biológica y generar mecanismos para su gestión, con la participación plena y efectiva de las comunidades indígenas y locales, así como de los beneficios que se generen.
 
Meta 19: para 2020, se habrá avanzado en los conocimientos, la base científica y las tecnologías relativas a la diversidad biológica, sus valores y funcionamiento, su estado y tendencias y las consecuencias de su pérdida, y tales conocimientos y tecnologías serán ampliamente compartidos, transferidos y aplicados.
 
Las plataformas para el acceso y compartir los conocimientos científicos y las tecnologías pertinentes relativas a la diversidad biológica son necesarias para la toma de decisiones. El estado actual y las tendencias del estado de los componentes de la diversidad biológica, forman parte de la economía de la información necesaria para la planificación del desarrollo de los países e ir alcanzando gradualmente el desarrollo sostenible.
 
 
 Meta 20: Para 2020, a más tardar, debería aumentar de manera sustancial, en relación con los niveles actuales, la movilización de recursos financieros para aplicar de manera efectiva el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, provenientes de todas las fuentes y conforme al proceso refundido y convenido en la Estrategia para la movilización de recursos. Esta meta estará sujeta a cambios según las evaluaciones de recursos necesarios que las Partes hayan llevado a cabo y presentado en sus informes.
Los países en desarrollo, en particular los menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo, así como los países con economías en transición, cuentan con recursos limitados para aplicar el Convenio. Por lo expuesto, se necesita el compromiso común de los países donantes y destinatarios de adoptar medidas, según proceda, tanto para aumentar los fondos de cooperación para actividades pertinentes a la diversidad biológica, en consonancia con la Declaración de París y los compromisos adquiridos en el Consenso de Monterrey.
 
Además, es importante que las Partes también contribuyan intersectorialmente con inversiones efectivas a favor del financiamiento de la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, como un mecanismo de crear condiciones de seguridad nacional y espacios para la inversión privada.
 
Por otro lado, constituye un reto para alcanzar los compromisos relacionados con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, para que los flujos de ayuda alcancen el 0,7% del PIB, lo cual coadyuvaría a la conservación de la diversidad biológica. Asimismo, se debe considerar las sinergias con el  Acuerdo de Copenhague, de cara a los efectos del cambio climático y sus repercusiones en la diversidad biológica.
 
 


 [1] Fisher, A. (2011).  Evaluation of Global Outlook – 3.  Submitted to the Secretariat of the Convention on  Biological Diversity.
 [2] CDB. (2010). El Plan Estratégico para la Diversidad Biológica. Obtenida el 20 de junio 2014, de http://www.cbd.int/sp/
 
 [3]  CBD. 2010. Aichi biodiversity targets. Obtenida el 01 de Julio 2014, de http://www.cbd.int/sp/targets/
 

[4] CBD. 2010. Quick Guides for the Aichi Biodiversity Targets. Obtenida el 01 de Julio 2014, de http://www.cbd.int/nbsap/training/quick-guides/01.07.2014

 

[5]  Bastian Bertzky,   Colleen Corrigan, James  Kemsey, Siobhan  Kenney,  Corinna  Ravilious, Charles      Besançon and Neil Burgess (2012). Protected Planet Report 2012: Tracking progress towards global targets for protected areas. IUCN, Gland, Switzerland and UNEP-WCMC, Cambridge, UK. 60p.