Metas de Aichi 2011 – 2020 – Convenio sobre Diversidad Biológica
Dra. Marina Rosales Benites de Franco
Prof. Universidad Nacional Federico Villarreal
La Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica
El Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) adoptó el Plan Estratégico 2011
– 2020 para cumplir con sus objetivos de conservar la diversidad biológica,
utilizar sosteniblemente sus componentes; y, distribuir justa y equitativamente
los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos, de cara a
los avances logrados hasta el año 2010, los cuales fueron informados a la
comunidad mundial en las publicaciones de Perspectiva Mundial sobre la
Diversidad Biológica 3 (Global Biodiversity Outlook - GBO -3). Es importante anotar que GBO – 3 presenta la
necesidad de tomar en cuenta y priorizar abordar en todos los frentes las causas
subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica.
Las publicaciones de Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica se elaboran sobre la base de los reportes
nacionales de los países Partes del CDB, el avance del cumplimiento de los indicadores,
literatura científica, y los estudios de
escenarios para el futuro. Esta información ha sido clave para la formulación
del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011 – 2020 y las Metas de
Aichi, aprobado por la Decisión X/2 en la décima Conferencia de las Partes del
Convenio sobre Diversidad Biológica. Además, es importante apuntar la
importancia de la contribución del cumplimiento de las Metas de Aichi para los
Objetivos de Desarrollo del Milenio al 2015 (Millennium Development Goals – MDGs)[1].
El Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011 - 2020[2]
El Plan Estratégico para
la Diversidad Biológica busca contribuir al cumplimiento de los objetivos del
Convenio sobre Diversidad Biológica, estableciendo metas orientadas a conservar
y recuperar el funcionamiento de los ecosistemas y la provisión de servicios de
ecosistemas esenciales para el bienestar humano, revertir la situación de
riesgo de las especies amenazadas, garantizar la seguridad alimentaria, la
salud humana, la salud de los ecosistemas aire, agua, suelo, procesos, entre
otros; sustento económico para el desarrollo sostenible de las sociedades
humanas, contribuyendo de esta manera en el corto plazo a los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, substancialmente en la reducción de la pobreza.
La misión
del plan es “tomar medidas efectivas y urgentes para detener la pérdida de
diversidad biológica a fin de asegurar que, para 2020, los ecosistemas tengan
capacidad de recuperación y sigan suministrando servicios esenciales,
asegurando de este modo la variedad de la vida del planeta y contribuyendo al bienestar
humano y a la erradicación de la pobreza. A este fin, las presiones sobre la
diversidad biológica se reducen, los ecosistemas se restauran, los recursos
biológicos se utilizan de manera sostenible y los beneficios que surgen de la
utilización de los recursos genéticos se comparten en forma justa y equitativa;
se proveen recursos financieros adecuados, se mejoran las capacidades, se
transverzalisan las cuestiones y los valores relacionados con la diversidad
biológica, se aplican eficazmente las políticas adecuadas, y la adopción de
decisiones se basa en fundamentos científicos sólidos y el enfoque de
precaución."
Los objetivos estratégicos y las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica
El plan consta de cinco objetivos estratégicos, que incluyen veinte Metas de Aichi para la Diversidad Biológica. Los objetivos están construidos para abordar las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica; reducir las presiones directas y buscar la utilización sostenible de la diversidad biológica; mejorar el estado de conservación de los componentes de la diversidad biológica; optimizar los procesos ecológicos para la generación de sus bienes y servicios; y, fortalecer las capacidades de los conocimientos para la planificación participativa y la gestión. Este último objetivo es un reto prioritario debido a que la planificación y decisiones se toman no siempre priorizando el bienestar común, si no de grupos particulares económicos para el corto plazo, perdiendo toda perspectiva de su beneficio futuro, no entendiendo que en el bienestar común está incluido también la seguridad económica en el largo plazo de estos grupos económicos.
Objetivo estratégico B: reducir las presiones directas sobre la diversidad biológica y promover la utilización sostenible.
Objetivo estratégico C: mejorar la situación de la diversidad biológica salvaguardando los ecosistemas, las especies y la diversidad genética.
Objetivo estratégico D: Aumentar los beneficios de la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas para todos.
Objetivo estratégico E: mejorar la aplicación a través de la
planificación participativa, la gestión de los conocimientos y la creación de
capacidad.
Las Metas de Aichi 2011 – 2020
Las veinte Metas de Aichi para la Diversidad Biológica,
constituyen las metas al 2020 de cada uno de nosotros, y corresponden a cada uno
de los cinco objetivos del plan, las cuales se aplican teniendo en cuanta las
necesidades y prioridades nacionales en
el marco de las Estrategias y Planes de Acción de los Partes; considerando, además, la inclusión de indicadores adicionales para
vigilar el progreso en relación con los aspectos económicos de la diversidad
biológica y de los servicios de los ecosistemas, con los beneficios derivados
de dichos servicios.
Los programas de trabajo
temáticos del Convenio priorizados de cara a las Metas de Aichi son diversidad biológica de las aguas interiores,
diversidad biológica marina y costera, diversidad biológica agrícola,
diversidad biológica forestal, diversidad biológica de tierras secas y
subhúmedas, diversidad biológica de las montañas y diversidad biológica de las
islas. Además, de los temas intersectoriales,
para coadyuvar al desarrollo sostenible y
a la reducción de la pobreza.
Las Metas de Aichi
consideradas en las Estrategias y Planes de Acción de las Partes del Convenio
sobre Diversidad Biológica deberán ser incluidas en los documentos de
planificación y desarrollo de los más altos niveles de decisión política, así
como traducidos a lenguajes comprensibles para las empresas privadas y la
comunidad en general en todos sus niveles, debe buscar la integración de todas
las sociedades, unidas en busca de nuestro futuro común.
Objetivo estratégico A: abordar
las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica mediante la
incorporación de la diversidad biológica en todo el gobierno y la sociedad.
Las actividades para
fomentar la conciencia del valor de la diversidad biológica deberían
articularse con las actividades de educación para el desarrollo sostenible e
incorporarse en los principios y mensajes en todos los niveles sociales,
científicos y políticos.
El programa de
comunicación, educación y conciencia pública (CEPA) de la CDB es un instrumento
importante del Convenio para alcanzar esta meta, considerando además que la
Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el Decenio de las Naciones
Unidas sobre la Diversidad Biológica y el día central de todos los años “El Día
Internacional de la Diversidad Biológica”, celebrado el 22 de mayo.
Todos necesitamos
integrarnos a esta ola de cambios de paradigmas sobre nuestra relación con los
componentes de la diversidad biológica y establecer los canales más apropiados
de interacción para la construcción conjunta. Las empresas privadas en todas
las áreas industriales, los tomadores de decisiones y los científicos, con una
participación activa de la sociedad civil.
Meta 2: Para
2020, a más tardar, los valores de la diversidad biológica habrán sido
integrados en las estrategias y procesos de planificación de desarrollo y de
reducción de la pobreza nacional y local y se estarán integrando en los
sistemas nacionales de contabilidad, según proceda, y de presentación de
informes.
Los valores de la
diversidad deberán ser integrados en los instrumentos de planificación de desarrollo
y de reducción de la pobreza nacional y local, así como en los sistemas
nacionales de contabilidad. Las Partes con la presentación de informes
convertirían a la diversidad biológica en un factor a considerar en los
programas de desarrollo sociales y económicos de los países y ayudaría a dar
una mayor visibilidad a la diversidad biológica entre los responsables de la
adopción de políticas. Los valores de la diversidad biológica deben ser tomados
en cuenta como un tema transversal en todos los ministerios públicos y plasmados
en las políticas de Estado. Los incentivos económicos para las empresas
privadas juegan un rol crítico para que la conservación de la diversidad
biológica sea un activo en sus planes de inversión.
Los estudios sobre la
economía de los ecosistemas y la biodiversidad (TEEB), el Sistema de
contabilidad ambiental y económica integrada (SCAEI) de las Naciones Unidas, el
enfoque por ecosistemas, las evaluación ambiental estratégica, las compensaciones
y el pago por los servicios de los ecosistemas, constituyen iniciativas que podrían
aplicarse por etapas o en forma incremental,
para integrar los valores de la diversidad biológica en los procesos de
adopción de decisiones de las entidades gubernamentales, no gubernamentales,
las empresas y todos los ciudadanos. Los valores de la diversidad biológica
deben entenderse como los intrínsecos y los instrumentales, los directos e indirectos, los de opción, de legado y de existencia. La "contabilidad
verde", la planificación a nivel de paisaje y la reducción de la pobreza
son los desafíos a desarrollar.
Meta 3: Para
2020, a más tardar, se habrán eliminado gradualmente o reformado los
incentivos, incluidos los subsidios, perjudiciales para la diversidad biológica,
a fin de reducir al mínimo o evitar los impactos negativos, y se habrán
desarrollado y aplicado incentivos positivos para la conservación y utilización
sostenible de la diversidad biológica, de conformidad y en armonía con el
Convenio y otras obligaciones internacionales pertinentes, tomando en cuenta
las condiciones socioeconómicas nacionales.
Meta 4: Para
2020, a más tardar, los gobiernos, empresas e interesados directos de todos los
niveles habrán adoptado medidas o habrán puesto en marcha planes para lograr la
sostenibilidad en la producción y el consumo y habrán mantenido los impactos
del uso de los recursos nacionales dentro de límites ecológicos seguros.
Mantener el uso de los
recursos naturales dentro de límites ecológicos, requiere de estudios base e
históricos para determinar los límites
seguros. La utilización eficiente energética y de los recursos requiere
del compromiso de todos, siendo los incentivos, la educación, la investigación y la responsabilidad social y
empresarial, mecanismos para alcanzarla. Nuestra huella ecológica tiene que ir
disminuyendo, lo cual debe tener correlación positiva con la utilización eficaz
y eficiente de recursos de los ecosistemas para mantener su funcionamiento.
Objetivo estratégico B: reducir
las presiones directas sobre la diversidad biológica y promover la utilización
sostenible.
Esta meta nos lleva a
priorizar la efectividad de la producción y la planificación espacial del uso
de los ecosistemas, en función de su capacidad de mantener las interacciones y
procesos en los diferentes niveles de la diversidad biológica, para evitar la
pérdida de hábitats de alto valor económico, tales como los bosques primarios, humedales,
ecosistemas marinos, entre otros. La pérdida continua conlleva a sobrepasar
“umbrales críticos” que conducirían a efectos negativos a gran escala para el
bienestar humano.
La conectividad de los
ecosistemas garantiza la interacción de las poblaciones silvestres. Se requiere
que las Partes trabajen en sus líneas bases, a fin de contrarrestar las tendencias del ritmo de pérdida de
hábitats, a fin de establecer un nivel de referencia en comparación con el cual
se medirían los progresos hacia esta meta.
Meta 6: Para 2020, todas las reservas de peces e
invertebrados y plantas acuáticas se gestionarán y cultivarán de manera
sostenible, lícita y aplicando enfoques basados en los ecosistemas, de manera
tal que se evite la pesca excesiva, se hayan establecido planes y medidas de
recuperación para todas las especies agotadas, las actividades pesqueras no
tengan impactos perjudiciales importantes en las especies amenazadas y en los
ecosistemas vulnerables, y el impacto de la actividad pesquera en las reservas,
especies y ecosistemas se encuentren dentro de límites ecológicos seguros.
Meta 7: Para
2020, las zonas destinadas a agricultura, acuicultura y silvicultura se
gestionarán de manera sostenible, garantizándose la conservación de la
diversidad biológica.
Meta 10: Para
2015, se habrán reducido al mínimo las múltiples presiones antropógenas sobre
los arrecifes de coral y otros ecosistemas vulnerables afectados por el cambio
climático o la acidificación de los océanos, a fin de mantener su integridad y
funcionamiento.
Los arrecifes de coral y
otros ecosistemas vulnerables por el cambio climático y la acidificación de los
océanos, requieren de acciones urgentes
nacionales y de ámbito internacional. Se hace imperioso que estos ecosistemas
estén incluidos en ámbitos de áreas protegidas o de manejo para revertir
la sobreexplotación y las prácticas de
recolección que causan consecuencias negativas en estos ecosistemas. Reducir la
contaminación engloba compromisos internacionales principalmente de los
privados en sus actividades diarias como parte de su responsabilidad con sus
generaciones futuras.
A nivel global alrededor
del 12,7% de las zonas terrestres, el 7,2% de las zonas costeras están
protegidas, y 1,6% de las zonas oceánicas globales[5].
Llegar a la meta requiere no necesariamente cumplir con el valor cuantitativo,
sino completar la representatividad y la eficacia de la gestión, mejorando la
representatividad principalmente en las áreas protegidas en ámbitos marinos y
de aguas continentales, integrándolo en los paisajes terrestres y marinos más
amplios, tomándose en consideración su complementariedad y configuración
espacial.
En el marco del enfoque
por ecosistemas las áreas protegidas también deberían establecerse y
gestionarse en estrecha colaboración con las comunidades indígenas, locales y
las poblaciones vulnerables, por medio de procesos participativos y de
participación de beneficios equitativos que reconozcan y respeten sus derechos.
Meta 12: Para 2020, se habrá evitado
la extinción de especies amenazadas identificadas y se habrá mejorado y
sostenido su estado de conservación, especialmente el de las especies en mayor
disminución.
Reducir la amenaza
de la extinción antropógena de las especies amenazadas requiere medidas de
conservación in situ y ex situ, las que deben actuar complementariamente, para
hacer frente a los impulsores de cambios directos e indirectos, en el marco de
programas de conservación a fin de recuperar las poblaciones de estas especies.
Los esfuerzos de
financiamiento de estos programas de conservación deberían actuar de forma sinérgica
con otras convenciones como la Convención sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la Convención sobre la
conservación de las especies migratorias de animales silvestres (CMS), la Convención
sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CRVMA), la
Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas
Marinas, el Acuerdo para la Conservación de Albatros y Petreles (ACAP), entre
otros tratados internacionales. La IUCN juega un rol vital con su grupo de
expertos brindando información global del estado de estas especies amenazadas y
las recomendaciones de conservación y gestión para estas especies. Las Partes
requieren actuar de manera nacional e interconectadas globalmente para ser más
efectivos en las medidas a implementar, para mejorar el estado de conservación
de las especies amenazadas que se prioricen a nivel nacional.
Meta 13: Para 2020, se habrá
mantenido la diversidad genética de las especies vegetales cultivadas y de los
animales de granja y domesticados y de las especies silvestres emparentadas,
incluidas otras especies de valor socioeconómico y cultural, y se habrán
desarrollado y puesto en práctica estrategias para reducir al mínimo la erosión
genética y para salvaguardar su diversidad genética.
La diversidad genética de
las especies domesticadas, sean de animales o plantas, así como las especies
parientes silvestres de las especies domesticadas, se encuentran en declinación y con riesgos de erosión de su
diversidad genética. Se tiene pendiente asegurar la conservación in situ de
germoplasma de las especies domesticadas para disminuir el riesgo de erosión
genética, por lo cual la creación y apoyo financiero de áreas de conservación
in situ de especies nativas domesticadas requiere de esfuerzos nacionales e
internacionales, como parte de garantizar la seguridad alimentaria. La
conservación ex situ en bancos de genes, no es suficiente, necesitamos que el
germoplasma continúe adaptándose a las condiciones cambiantes de cara a los
efectos del cambio climático y las prácticas agrícolas.
Las Partes necesitan hacer
esfuerzos para implementar el programa de trabajo sobre diversidad biológica
agrícola del CDB, el Plan de acción mundial para la conservación y utilización
sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura
de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO), el "Plan de Acción Mundial sobre los Recursos Zoogenéticos" de la FAO y la
"Iniciativa Internacional sobre Diversidad Biológica para la Alimentación y la
Nutrición".
Objetivo estratégico D: aumentar
los beneficios de los servicios de la diversidad biológica y los ecosistemas
para todos.
Meta 14: Para 2020, se habrán
restaurado y salvaguardado los ecosistemas que proporcionan servicios
esenciales, incluidos servicios relacionados con el agua, y que contribuyen a
la salud, los medios de vida y el bienestar, tomando en cuenta las necesidades
de las mujeres, las comunidades indígenas y locales y las personas pobres y
vulnerables.
Las actividades de
restauración y protección de ecosistemas estratégicos por los servicios de los
ecosistemas que producen tales como el suministro de agua, protección de
cuencas hidrográficas, generación de oxígeno, regulación de la temperatura,
entre otros, son transcendentales para el bienestar humano, tanto para los
pobladores locales como para los que viven en las ciudades, por ello deberemos
asignarle prioridad a salvaguardar o restaurar dichos ecosistemas y a asegurar
que todas las personas de esta y las futuras generaciones tengan acceso
adecuado a los servicios brindados por los ecosistemas.
Las Partes tienen que
priorizar los ecosistemas a restaurar y proteger por su importancia de ser generadores de servicios ecosistémicos
estratégicos, como medidas de inversión en la seguridad nacional y asegurar
inversiones privadas futuras, integrarse en planes de desarrollo nacional,
regional y local, para asegurar que estos ecosistemas reciban la protección y
las inversiones necesarias.
Meta 15: Para 2020, se ha
incrementado la resiliencia de los ecosistemas y la contribución de la diversidad
biológica a las reservas de carbono, mediante la conservación y la
restauración, incluida la restauración de por lo menos el 15 por ciento de las
tierras degradadas, contribuyendo así a la mitigación del cambio climático y a
la adaptación a éste, así como a la lucha contra la desertificación.
Los ecosistemas bajo la
estructura de paisajes terrestres o marinos restaurados contribuyen a aumentar
la capacidad de adaptación de los ecosistemas y las sociedades, contribuyendo a
la adaptación al cambio climático y, generando beneficios sociales y económicos,
lo cual redundadará en el incremento de la resiliencia de los ecosistemas.
Estas actividades
necesitan de la formulación de mecanismos como el pago por los servicios de los
ecosistemas, los pagos de compensación por daños ambientales, los mecanismos “REDD-plus”,
los cuales deberán ser estudiados caso por caso cumpliendo las recomendaciones
del enfoque por ecosistemas, ayudarían a revertir los cambios negativos del uso
de la tierra. Sin embargo, estos mecanismos necesitan de compromisos de
inversiones nacionales y de las empresas privadas para lograr la meta de restauración
de por lo menos el 15% de los ecosistemas degradados, además de los estudios científicos
que se tendrán que implementar.
Meta 16: para 2015, el Protocolo de
Nagoya sobre Acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa
en los beneficios que se deriven de su utilización estará en vigor y en
funcionamiento, conforme a la legislación nacional.
El Protocolo de Nagoya
entrará en vigor 90 días después del depósito del quincuagésimo instrumento de
ratificación, aceptación, aprobación o adhesión. A la fecha del presente
informe han ratificado 48 países dicho Protocolo.
La importancia del
protocolo es la aplicación del tercer objetivo del Convenio sobre Diversidad
Biológica relacionado con la participación justa y equitativa de los beneficios
derivados del acceso a los recursos genéticos.
La participación de los
beneficios contribuirá a crear incentivos para la conservación de la diversidad
biológica, utilización sostenible de los sus componentes, y al desarrollo
sostenible. Asimismo, prevé mecanismos para la protección y participación de
los beneficios por el uso de los conocimientos colectivos de las comunidades
indígenas y locales vinculados a los recursos biológicos. Sin embargo, se hace
necesario que las legislaciones y los procedimientos faciliten el acceso y sean
efectivas para responder a la demanda de las investigaciones científicas y las
inversiones privadas.
Objetivo estratégico E: mejorar
la aplicación a través de la planificación participativa, la gestión de los
conocimientos y la creación de capacidad
Meta 17: Para 2015, cada Parte habrá
elaborado, adoptado como un instrumento de política, y comenzado a poner en
práctica una estrategia y un plan de acción nacionales en materia de diversidad
biológica eficaces, participativos y actualizados.
La aplicación del artículo
8 j) y del artículo 10 c) del Convenio, relacionado con el respeto y la
protección de los conocimientos, las innovaciones y las prácticas tradicionales
vinculados con la conservación y utilización sostenible con los componentes de
la diversidad biológica, constituyen acciones necesarias para complementar el
conocimiento científico sobre la diversidad biológica y generar mecanismos para
su gestión, con la participación plena y efectiva de las comunidades indígenas
y locales, así como de los beneficios que se generen.
Meta 19: para 2020, se habrá
avanzado en los conocimientos, la base científica y las tecnologías relativas a
la diversidad biológica, sus valores y funcionamiento, su estado y tendencias y
las consecuencias de su pérdida, y tales conocimientos y tecnologías serán
ampliamente compartidos, transferidos y aplicados.
Las plataformas para el
acceso y compartir los conocimientos científicos y las tecnologías pertinentes
relativas a la diversidad biológica son necesarias para la toma de decisiones. El
estado actual y las tendencias del estado de los componentes de la diversidad
biológica, forman parte de la economía de la información necesaria para la
planificación del desarrollo de los países e ir alcanzando gradualmente el
desarrollo sostenible.
Los países en desarrollo,
en particular los menos adelantados y los pequeños Estados insulares en
desarrollo, así como los países con economías en transición, cuentan con recursos
limitados para aplicar el Convenio. Por lo expuesto, se necesita el compromiso
común de los países donantes y destinatarios de adoptar medidas, según proceda,
tanto para aumentar los fondos de cooperación para actividades pertinentes a la
diversidad biológica, en consonancia con la Declaración de París y los
compromisos adquiridos en el Consenso de Monterrey.
Además, es importante que
las Partes también contribuyan intersectorialmente con inversiones efectivas a
favor del financiamiento de la conservación y la utilización sostenible de la
diversidad biológica, como un mecanismo de crear condiciones de seguridad
nacional y espacios para la inversión privada.
Por otro lado, constituye
un reto para alcanzar los compromisos relacionados con los Objetivos de Desarrollo
del Milenio, para que los flujos de ayuda alcancen el 0,7% del PIB, lo cual
coadyuvaría a la conservación de la diversidad biológica. Asimismo, se debe
considerar las sinergias con el Acuerdo
de Copenhague, de cara a los efectos del cambio climático y sus repercusiones
en la diversidad biológica.
[1] Fisher, A. (2011). Evaluation of
Global Outlook – 3. Submitted to the
Secretariat of the Convention on Biological Diversity.
[4] CBD. 2010. Quick Guides for the
Aichi Biodiversity Targets. Obtenida el
01 de Julio 2014, de http://www.cbd.int/nbsap/training/quick-guides/01.07.2014
[5] Bastian Bertzky, Colleen Corrigan, James Kemsey, Siobhan Kenney, Corinna Ravilious, Charles Besançon and Neil Burgess
(2012). Protected Planet Report 2012: Tracking progress towards global targets for
protected areas. IUCN, Gland, Switzerland and UNEP-WCMC, Cambridge, UK. 60p.